María Sánchez Rodenas
DIY: Desodorante natural casero
Actualizado: 17 may 2020
En nuestro empeño por seguir un estilo de vida sostenible, consciente y sin residuos, llegó la hora de plantearse qué hacer con un cosmético que usamos día a día: el desodorante. A lo largo de estos últimos años se ha hablado mucho sobre los posibles efectos indeseables de los componentes del desodorante en temas tan graves como el cáncer de mama o el Alzheimer, por ello nos propusimos buscar una alternativa natural, económica y que nos permitiese reducir los envases. Muy idílico… ¿o no?
Si en un momento de valentía tecleamos en el buscador “desodorante natural”, nos aparecen diferentes y peculiares alternativas. En primer lugar, está la piedra de alumbre la cual hay que mojar ligeramente bajo el chorro de agua y aplicarla directamente sobre la axila. El problema de esta piedra es que precisamente contiene sales de aluminio utilizadas en los desodorantes convencionales. Este uso del aluminio se debe a sus propiedades oclusivas sobre la glándula sudorípara, impidiendo por tanto la transpiración. A pesar de que hay gente a la que le funciona de maravilla, no siempre es tan efectiva y si en algo estamos de acuerdo que debe ser esencial en nuestro desodorante es que no nos abandone.
En segundo lugar, encontramos las alternativas ácidas como el vinagre o el limón. Si, como es normal, te preocupa ir oliendo a ensalada debido al aroma del vinagre, nos alegramos de comunicarte que este desaparece al poco de aplicarlo. En cambio, no todas las pieles toleran la aplicación de ácidos sobre la axila y decidimos seguir indagando sobre otras alternativas.
Llega el turno del bicarbonato. Una manera de aplicarlo sería simplemente crear una pasta con un poco de agua y bicarbonato, extendiéndola sobre la axila. El problema es que al no contener ningún excipiente más puede resultar muy irritativo, así como el detalle de encontrarte tu baño salpicado de gotitas blancas debido a lo aparatoso del modus operandi de su aplicación. ¿Cómo conseguir convertir esta pasta engorrosa en un fácil y práctico formato cremoso? Efectivamente, añadiendo ingredientes cremosos que a su vez aporten propiedades interesantes para un desodorante.
Y así es como, después de este recorrido entre pociones y mejunjes, encontramos los desodorantes que mezclan bicarbonato con aceite de coco como vehículo que facilita su aplicación. Recetas hay miles, si bien nos hemos decantado por probar esta proporción concreta que te mostramos a continuación… ¿Te atreves?
INGREDIENTES
Para hacer nuestro propio desodorante casero natural necesitamos:
2 cucharadas de bicarbonato de sodio que desodoriza y absorbe la humedad.
3 cucharadas de aceite. Puede ser aceite de coco virgen no refinado y prensado en frío, clave debido a sus propiedades antibacterianas y fungicidas. Pero también podemos utilizar aceites locales para disminuir la huella de carbono como el aceite de almendras dulces.
2 cucharadas de maizena o harina de maíz para absorber también el exceso de humedad.
Envase hermético. En nuestro caso hemos reutilizado un envase de vidrio procurando que la tapa selle correctamente. Y ya que le damos una segunda vida al envase, nos aseguramos su esterilización hirviéndolo al baño maría.
Mezcla todos los ingredientes en tu recipiente integrándolos bien para que quede una textura cremosa y ¡listo! Puedes hacer la cantidad que desees, lo realmente importante es mantener las proporciones

APLICACIÓN
Como comentamos, la textura final del desodorante debe ser cremosa pero hay que tener en cuenta que el aceite de coco virgen se solidifica a bajas temperaturas (inferiores a 22-25 ºC). Por tanto, para aplicarlo en invierno cogemos un poco con la mano o ayudándonos de una espátula y lo calentamos ligeramente entre las manos (el calor corporal bastará para lograr la textura en crema que facilita su aplicación). A continuación, impregnamos la axila previamente limpia y seca procurando no friccionar en exceso para evitar posibles irritaciones. Como podrás comprobar, la textura es ligeramente granulada debido al bicarbonato y la maizena.
Debes tener en cuenta que, al contrario que muchos desodorantes comerciales a los que estamos acostumbrados, no es un desodorante antitranspirante. Es decir, controla las bacterias que producen el mal olor de las axilas pero no evita la sudoración de las mismas, lo que puede resultar molesto al principio. No obstante, la transpiración es un mecanismo natural de termoregulación del cuerpo y además, tras un proceso de adaptación ante el cambio de un desodorante oclusivo comercial a uno natural, notarás que esta disminuye.
Para los amantes de las fragancias, hemos de recalcar que en cosmética natural nunca encontraremos esos intensos y procesados aromas a los que estamos acostumbrados. Sin embargo, existe la opción de aderezar nuestro desodorante con unas gotas de aceites esenciales que podemos encontrar en nuestro herbolario más cercano tales como: menta, lavanda… De esta manera puedes personalizarlo a tu gusto.
Respecto al día a día usando este desodorante, hemos juntado a un grupo de amigos (conejillos de indias) para hacer la prueba y el veredicto final es que sí funciona. Obviamente, la sudoración de cada uno es diferente, así como el nivel de actividad física que realiza a lo largo del día. En general, respecto a las personas que conocemos con mayor sudoración u olor corporal, la experiencia ha sido satisfactoria. En algún caso sí que notaba que iba perdiendo eficacia al final del día, pero es importante darle una oportunidad para comprobarlo en tu propia piel, nunca mejor dicho. Conforme lo hemos ido usando, hemos aprendido a controlar la cantidad conveniente para aplicarla sin que el exceso caiga a modo de polvillo blanco. Si bien, estos fallos de principiante se subsanan fácilmente con el lavado habitual de la prenda.
Un punto muy importante a tener en cuenta respecto a la transición a la cosmética natural es que, si estás acostumbrado a usar un desodorante antitranspirante, probablemente no notes el 100 % de la efectividad de este desodorante casero. Necesitas pasar un periodo de transición (o desintoxicación) hasta que tu cuerpo haya liberado los restos de sales de aluminio de tus axilas del desodorante convencional que usabas previamente (recuerda esa glándula sudorípara taponada por las sales de aluminio). La duración de este periodo varía según la persona desde unos días hasta varias semanas. Así que no desesperes y tómatelo con calma, ¡merecerá la pena!
Si has llegado hasta aquí es porque estás a un paso de dar el salto a la cosmética natural. ¿Te atreves a probar esta receta? ¿Has probado otras alternativas que te hayan funcionado? ¡Si es así, comparte con nosotros tu experiencia!
Nos leemos pronto ;)