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  • Foto del escritorJosé M. Caballero

La Naveta del Puerto: ¿Por qué destrozar la naturaleza?

En el municipio de Murcia, bajando el Puerto de la Cadena hacia Cartagena, entre la Venta del Puerto 2 y los terrenos del Parque regional de El Valle y Carrascoy, se encuentra la finca a la que me refiero, conocida como “La Naveta”, o “La Naveta del Puerto” para distinguirla de otras “Navetas” que se localizan en el territorio (Fig. 1).

Fig. 1. A. Localización de la finca “La Naveta” (del Puerto). 1. Tramo de la autovía de Murcia a Cartagena en la bajada del Puerto de la Cadena. 2. Venta El Puerto 2. La línea discontinua roja muestra los límites aproximados de la finca. No se pueden tomar como exactos, pues han sido trazados a mano a partir de dibujos. B. Fotos aéreas del vuelo americano de 1956-57 (arriba) y PNOA 2019 (abajo); se indican también los límites de la finca, y (con una C roja) la posición de la Casa Colorada. C. Detalle de las imágenes anteriores (1956-57 arriba, 2019 abajo), en las proximidades de la Casa Colorada, que también se señala con una C roja. En B, y sobre todo en C, se observan algunos de los cambios producidos tras el abandono del cultivo. Persisten muchos de los árboles que se cultivaban (olivos, algarrobos, almendros), pero las manchas grises indican que la zona ha sido ocupada por matorral y herbáceas. También se aprecian en las imágenes de 2019 las repoblaciones realizadas en la porción norte de la finca: principalmente pinos carrascos como los que se encuentran en todo el Parque regional de El Valle y Carrascoy, pero también cipreses y eucaliptos. Además, en la parte de la finca representada en C han crecido numerosos pinos carrascos al sur de la Casa Colorada, disponiéndose en agrupaciones más densas (como en el borde inferior de la imagen, en la parte central) o más abiertas (a la izquierda del grupo denso).



Estamos hablando de una hacienda de más de 100 Ha, cerca de 200 en realidad. Fotos aéreas antiguas, de 1956-57, nos muestran que buena parte del terreno estaba cultivado, sobre todo con algarrobos, olivos y almendros. Hace 33 años, según la información que tenemos, se abandonaron la mayor parte de estos cultivos, manteniéndose una pequeña franja de olivar cerca de la Casa Colorada y poco más.

El suelo desnudo que queda al dejar el cultivo empieza a ser colonizado por la vegetación a partir de semillas que se encontraban ya allí o que llegan transportadas por el viento o por animales. Se inicia así un proceso de sucesión secundaria que podría conducir, en determinadas condiciones, a la recuperación de la vegetación que había antes del cultivo, aunque, obviamente, no tiene por qué ser siempre así. Al principio crecen plantas herbáceas, sobre todo anuales. Hay también matorrales que pueden desarrollarse desde las primeras etapas de la sucesión, permaneciendo bastantes años, como la boja (Artemisia herba-alba) o la bolaga (Thymelaea hirsuta). Con el tiempo aumenta la diversidad: tomillos (Thymus hyemalis), gramíneas amacolladas como el esparto (Stipa tenacissima) o el albardín (Lygeum spartum), arbustos propios de etapas más avanzadas del proceso, tales como enebro de la miera (Juniperus oxycedrus), espino negro (Rhamnus lycioides) o acebuche (Olea europaea), palmitos (Chamaerops humilis), etc.

Todo esto, ni más ni menos, es lo que ha ido ocurriendo en La Naveta. Después de estas décadas de colonización, crecimiento, sustitución de unas especies por otras, aumento de biomasa y diversidad, se llega a tener una cubierta vegetal con numerosos árboles, arbustos y herbáceas. Árboles como los olivos y algarrobos que permanecen, unos pocos olmos y numerosos pinos carrascos, algunos plantados, pero otros muchos que han crecido espontáneamente, dando lugar a una formación abierta de pinar o, en varios puntos de la finca, a grupos más densos. En los espacios entre los árboles, varias manchas de espartizal y albardinal, y formaciones arbustivas: todas las especies mencionadas en el párrafo anterior, junto con retama (Retama sphaerocarpa), albaida (Anthyllis cytisoides), jaras (Cistus spp.), jarillas (Helianthemum spp., Fumana spp.) y otras. En definitiva, vegetación típica del monte mediterráneo, en la que no faltan especies protegidas, de acuerdo con la legislación (Fig. 2).

Fig. 2. Imágenes del aspecto de la vegetación en algunos lugares de La Naveta, décadas después del abandono de los cultivos. A. Entre los árboles que fueron cultivados y permanecen (aquí algarrobos o garroferos, Ceratonia siliqua), se ha desarrollado una vegetación arbustiva baja con diferentes especies de matorrales, y también herbáceas. B. El matorral que predomina aquí es el tomillo de invierno (Thymus hyemalis), de pequeño tamaño y colores rojizos en estas condiciones. También se pueden observar otras especies, como bolaga (Thymelaea hirsuta) y albaida (Anthyllis cytisoides). Además de los algarrobos que se cultivaban, se ven pinos carrascos (Pinus halepensis). Algunos han sido plantados, otros han crecido espontáneamente. C. También en este caso abunda, sobre todo en primer término, el tomillo de invierno en los espacios que dejan los pinos de la formación abierta. D. Mientras que las repoblaciones con pino carrasco parece que han funcionado bien, no ha ocurrido lo mismo con los eucaliptos (en la imagen) y los cipreses que se plantaron en los montecillos de la zona norte de la finca, pues apenas han crecido. Las pequeñas terrazas que se hicieron se han cubierto de romero. E. En la franja de olivos que se extendía desde la Casa Colorada hacia el WSW, sólo los más cercanos a la casa se han mantenido en cultivo y se siguen cuidando. El resto se abandonaron, y este es el aspecto que tiene la zona: olivos que ya no se explotan, matorral de romero (Salvia rosmarinus), retama (Retama sphaerocarpa), espino negro (Rhamnus lycioides), rabogato (Sideritis sp.),... junto con palmitos (Chamaerops humilis) y, más allá, pinos carrascos.



Hasta ahora me he limitado a las plantas, pero está claro que la llegada, colonización, establecimiento y sustitución de especies animales se van produciendo al mismo tiempo que los acontecimientos similares que afectan a la vegetación. En La Naveta la riqueza faunística es notable, lo que no resulta muy extraño encontrándose al lado del Parque regional y de la ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) de El Valle y Sierras de Escalona y Altaona, ZEPA que en su ampliación ocupará buena parte de la finca. Destaca en ella la presencia de rapaces diurnas y nocturnas: águila perdicera, búho real, lechuza, búho chico, mochuelo,... Aves, sí, pero también reptiles como el camaleón, mamíferos, invertebrados,...

El 21 de septiembre de este año 2022, visitamos la finca acompañados de María, que la conoce casi desde que nació; ella ha sido quien nos ha proporcionado información sobre el abandono del cultivo y otros muchos pormenores, lo que le agradecemos sinceramente. También nos alertó del desastre que se está produciendo, pues en una parte importante de la hacienda ya no está la cubierta vegetal que acabo de describir, se ha desmantelado por completo, y el destrozo continúa un día tras otro.

El día 10 de junio, según nos cuenta María, se empezó a trabajar con maquinaria pesada, llevando a cabo un desmonte sistemático. Pinos carrascos, incluso algunos ejemplares de gran porte y edad considerable, cortados casi a ras de suelo; los tocones y las raíces se arrancan de cuajo. El matorral se arrasa completamente. Es verdad que algunos arbustos (sobre todo enebros de la miera, palmitos y espinos negros, y no todos los ejemplares) se marcan con cinta de plástico, bien para dejarlos sin cortar o para trasplantarlos. Pero si se trasplantan, su destino inmediato más probable será el mismo que si se cortan; ¿y qué sentido tiene dejar un sólo enebro en medio de una vasta extensión de suelo descubierto? El espectáculo es desolador (Figs. 3-7).

Fig. 3. Se ha arrasado la vegetación en una parte importante de la finca, roturándose los terrenos. Las fotos de este artículo son del 21 de septiembre, y los trabajos han continuado desde entonces, por lo que la superficie devastada es ahora mucho mayor.

Fig. 4. Se elimina el matorral y las herbáceas, se talan los pinos. Los tocones y las raíces se arrancan, como muestran estas imágenes.

Fig. 5. Se puede observar el contraste entre la zona desmontada, donde sólo quedan, como tristes restos, los matorrales que aparecen en primer término, y la zona que aún no ha sido atacada, más allá.

Fig. 6. Izquierda: El grupo de pinos que aparece en esta imagen sufrirá la misma suerte que otros que había delante, cuyos restos se pueden ver esparcidos por el suelo. Derecha: Un enebro (Juniperus oxycedrus) ha sido marcado con cinta de plástico, no sabemos si para no cortarlo o para trasplantarlo a otro lugar. En todo caso, la medida probablemente no tendrá ninguna efectividad (ver texto).

Fig. 7. Troncos troceados, montones de restos, vegetación arbustiva arrasada,... Es muy probable que los siguientes sean los pinos y olivos que se ven detrás.



A estas alturas, ya en octubre, los trabajos de destrucción del monte continúan, la superficie de suelo descubierto tras arrasar la vegetación aumenta día tras día a marchas forzadas. El desmonte empezó en junio, durante la época de cría de muchos animales que, por supuesto, se vio alterada, y continúa ahora, cuando el suelo que ha quedado desnudo puede perderse, ser erosionado y arrastrado por las lluvias de otoño.

No sabemos hasta dónde llegará el destrozo, si casi todo el terreno de la finca quedará arrasado. Tampoco sabemos cuál es la finalidad, pues las personas que están realizando los trabajos no dan explicaciones claras o verosímiles, según nos dice María. Aducen que disponen de los permisos necesarios, pero no tenemos indicios de que se esté llevando a cabo un control para constatar que las obras realizadas se ajustan a los permisos concedidos. Es muy improbable que vuelvan a implantarse cultivos, ya sean de secano o de regadío. Tenemos noticia, ciertamente, de que en 2003 se aprobó un plan para urbanizar la zona (¿con las numerosas urbanizaciones-fantasma que hay en la Región, incluso muy cerca de La Naveta?), plan que hasta el momento no se había puesto en marcha. ¿Será eso lo que ha llevado a la realización de los trabajos de desmonte? No podemos sino verlo como un despropósito, pero, eso sí, un despropósito bastante acorde con lo que es la protección del medio natural en la Región de Murcia.


Una parte de La Naveta que todavía no ha sido devastada. Al fondo, Carrascoy




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