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  • Foto del escritorJosé M. Caballero

Plantas y nombres: asfódelos

Ahora, a principios de marzo, pueden encontrarse todos en flor en la ciudad de Murcia o en sus cercanías. Todos con flores blancas, y siempre con una línea o estrecha franja oscura dividiendo cada tépalo en dos mitades simétricas. Hablo de los asfódelos, plantas del género Asphodelus, que tradicionalmente se ha incluido en la familia Liliaceae, aunque actualmente numerosos autores lo asignan a las Xanthorrhoeaceae.

Muchas plantas tienen varios nombres comunes, que pueden corresponder a distintas regiones o localidades. Pero hay plantas que tienen un nombre común “culto” y otros populares. En este caso, ‘asfódelos’ es el nombre culto. Procede del griego ἀσφόδελος, cuyo significado se desconoce. Nombres populares usados para distintas especies del género son los de gamón o gamoncillo, dependiendo del tamaño, y “vara de san José”. Más adelante comentaré algo de estos nombres.


En la región de Murcia tenemos 4 especies. La de mayor porte es Asphodelus cerasiferus, el gamón o vara de san José (Fig. 1), que puede llegar casi a los 2 m de altura. Es fácil verlo en abundancia en multitud de laderas de la región, entre los matorrales o con otras herbáceas; parece ser especialmente numeroso en laderas que se quemaron unos años atrás.

Fig. 1. Asphodelus cerasiferus, (asfódelo, gamón, vara de san José).


La especie de menor tamaño es Asphodelus tenuifolius, gamonita (Fig. 2). Se trata de una planta anual que, siendo común, quizá no es tan abundante en la región como alguno de sus congéneres. Es más fácil encontrarla en las zonas bajas y cálidas del territorio.

Fig. 2. Asphodelus tenuifolius, la gamonita. De las cuatro especies que abundan en la región de Murcia, es la más pequeña, no superando los 40 cm. Son plantitas anuales poco ramificadas, a diferencia de las dos especies que se presentan en la figura siguiente.


Y las dos de tamaño intermedio, Asphodelus fistulosus y A. ayardii (Fig. 3), no hace tanto tiempo que se separaron, pues antes (hasta finales del siglo pasado) se consideraban todas como A. fistulosus. Las dos reciben los nombres de gamoncillo o varita de san José. Se diferencian por varios caracteres, pero, en relación con su ecología, resulta que A. fistulosus tiene más facilidad para autopolinizarse, lo cual la hace buena colonizadora de hábitats poco estables y más alterados donde la proliferación rápida es ventajosa, como bordes de cultivos y de caminos. En cambio, A. ayardii tiene mayor tendencia a la polinización cruzada, y es más probable encontrarla en ambientes menos inestables, como áreas de matorral o pastizal (1).

Fig. 3. Asphodelus fistulosus y Asphodelus ayardii. Ambas son algo mayores que A.tenuifolius (tienen en muchos casos alrededor de medio metro, pudiendo llegar a 70-80 cm). Están ramificadas desde la parte baja y sus hojas, todas basales, presentan sección semicilíndrica (o subcilíndrica), a diferencia de A. cerasiferus, que las tiene planas y además es mucho mayor. A. Una planta de Asphodelus fistulosus. El aspecto de A. ayardii es muy parecido, con flores un poco mayores. B. Floración de Asphodelus fistulosus junto con Crepis vesicaria (la compuesta amarilla). C, D y E. Las flores de Asphodelus fistulosus tienen el estilo de longitud similar a la de los estambres (C). En cambio, en A. ayardii el estilo es más largo que los estambres (D), lo que dificulta que el polen de la propia flor llegue al estigma (las “bolitas rosadas” que se ven al final del estilo), haciendo así más probable la polinización cruzada (por insectos como abejas, E).


Hablaba antes de los nombres comunes, como el de gamón, gamoncillo, gamonito o gamonita, con que se designa a una u otra especie. La etimología y la procedencia de estas palabras se desconoce. El término ‘gamoneda’, aunque sea el apellido de un gran poeta, no figura en el diccionario de la RAE, pero sí el de ‘gamonal’, lugar donde abundan los gamones.

El nombre de ‘vara (o varita) de san José’ se aplica a muchas plantas, y no sólo del género Asphodelus, sino en general a especies que presentan flores casi siempre blancas en un tallo recto sin (apenas) hojas; la destinataria original fue la azucena Lilium candidum. La razón del nombre está en un pasaje de los evangelios apócrifos que se refiere al desposorio de la Virgen María. Se reunieron los jóvenes del linaje de David, bajo la autoridad del sumo sacerdote, para ver quién sería el esposo de María. Cada uno tenía una vara, y el elegido sería aquel cuya vara floreciera, cosa que, naturalmente, le ocurrió a san José.

Y en relación con el “nombre culto”, los asfódelos aparecen en la mitología griega relacionados con los muertos. El mundo después de la muerte, o Hades, tiene varias regiones. Si los Campos Elíseos son comparables en cierto modo al Cielo de los cristianos, y el Tártaro al Infierno, los Prados Asfódelos, donde sólo crecen estas plantas, se podrían asimilar a un “Limbo de los mediocres”. Por esas praderas, y alimentándose de asfódelos, andaban errantes los espíritus de aquellas personas que no habían sido en vida ni muy buenas ni muy malas, en una aburrida eternidad (2).

Pero mejor dejar tranquilo a Hades y disfrutar con la belleza sencilla de estas plantas que nos introducen en la primavera.

Floración de Asphodelus cerasiferus en El Valle (Murcia), en marzo de 2021.



(1) Ver, por ejemplo, el texto de José Antonio López Espinosa para Asphodelus ayardii en https://www.regmurcia.com/


(2) Mientras escribía estas líneas he vuelto a encontrar un artículo muy bonito de Juan Antonio Pujol, “Flores para Perséfone”, entrelazando mitología y asfódelos.


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