Domingo Sabater
S.O.S por la lechuza común
Actualizado: 21 mar 2021
¿Será la herrumbre del metal deshecho? ¿Será el decrepito sonido de mis pasos sobre la escalinata? ¿Serán los muros derruidos por el paso del tiempo? o ¿Serán mis temores los que retienen mi respiración?
Allí estoy, rodeado de tinajas y aljibes, a la luz de la luna en una noche veraniega. Desnudo y vulnerable en lo más profundo de mi ser. Todo por ti, amiga mía, porque formas parte de mis sueños, porque tu vuelo, tu color blanco satén, tus irritantes chillidos forman parte de quien soy. Así que continuaré y no me rendiré; amiga mía, amiga de la noche, amiga lechuza.

Si hay una rapaz nocturna capaz de despertar en nosotros admiración a raudales, esa es la lechuza común (Tyto alba). Su hábitat forma parte de lo más cotidiano de nuestras vidas. Forma parte de la cultura popular, tanto o más que cualquier relato. Cuentos y leyendas de todo tipo han transcendido a lo largo de las generaciones.
En un granero, en un ático, una cámara de aire, allí estará velando por nosotros. Sí, velando, porque ella, más que ninguna, se encarga de que ratas y ratones no merodeen por nuestras cocinas y habitaciones. Protege nuestro hogar de invitados inesperados.
Pero el tiempo puede convertirla en un vago recuerdo. Si seguimos así, si no cambiamos los factores que están llevando al declive progresivo de sus escasas poblaciones, desaparecerá de nuestras vidas.
De nuestra humanidad y acciones depende su supervivencia.

Mueren atropelladas mientras que las electas personas que nos gobiernen no sienten la necesidad de hacer nada porque no les exigimos que actúen. Mueren envenenadas con raticidas porque no asumimos las consecuencias de nuestra imprudente conducta. Mueren en silencio cuando las evitamos y no permitimos que se reproduzcan en nuestras propiedades.
Mueren ellas y morimos todos nosotros por dentro. Hasta que no comprendamos que el respeto hacia uno mismo comienza con el respeto a cualquier forma de vida, estaremos perdidos y sin un rumbo al que aferrarnos.

La cruz siempre tiene una cara. A día de hoy, es la cara del esfuerzo, de la plena dedicación, de la eficiencia en el trabajo, la del compañerismo, la de un grupo reducido de personas que apuestan por su supervivencia. Todos ellos integrantes de la asociación ULULA.
Gracias a ellos, más de 50 cajas de madera con unas características específicas para el éxito reproductivo de la lechuza común se encuentran distribuidas por el territorio de la Región de Murcia, en una cruzada para salvar al "ave del año 2018".
Y seguiremos en la pomada hasta que la lechuza común campee segura por tierras murcianas.

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