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  • Foto del escritorJosé M. Caballero

Un mes, un lugar. Marzo, Barrancos de Gebas



Este mes dejamos la costa y nos movemos al interior, para dar un paseo por el territorio de los Barrancos de Gebas, que ocupa unas 2000 Ha de los términos municipales de Alhama de Murcia y Librilla, lindando también al norte con el de Mula. Fue declarado Paisaje protegido, y pasó a formar parte del Parque Regional de Sierra Espuña.

Cuando visitamos esta zona, lo que de inmediato nos llama la atención es el paisaje, que inicialmente impresiona como inhóspito. Territorios de este tipo han sido calificados de desiertos, o más bien de subdesiertos. Realmente las precipitaciones anuales (unos 300 mm) no corresponden en modo alguno a una zona desértica; lo que quizá ha inducido a considerarla así es la escasez de cubierta vegetal en muchas partes, pero son sobre todo las características geomorfológicas y edáficas las responsables, más que la falta de agua. Y ese carácter de inhóspito se refleja en el nombre, tomado del inglés, que se ha dado a estas formas de relieve: “tierras malas”, badlands. Las rocas más abundantes en toda la zona son las margas, mezcla de arcilla y caliza, materiales muy deleznables que sufren una erosión intensa por las aguas de escorrentía. Se originan así las cárcavas, que son profundas excavaciones, y también los cauces de barrancos y ramblas. Estos cursos intermitentes de agua se disponen en una red dendrítica, y algunos de los más importantes, en particular la Rambla de Algeciras, desembocan en el embalse del mismo nombre (Fig. 1).

Fig. 1. Imágenes de los Barrancos de Gebas. En A se presenta una vista más general, tomada desde El Castellar, en Librilla. Se ve delante el Embalse de Algeciras, y la zona de badlands ocupa casi toda la parte derecha de la imagen. Al fondo, Sierra Espuña. La “incisión” más marcada en el perfil de la sierra es el valle del río Espuña, y los dos picos más elevados que se ven justo a la derecha del valle son el Morrón de Espuña y el Morrón de Alhama. B. Una imagen más cercana de los badlands. C y D muestran el mismo paraje, pero en C se han señalado con números algunas formas del relieve. Las rocas de colores claros que dan lugar a estos badlands, blandas y fácilmente erosionables, son margas. En partes elevadas de 1 y 2 se ven también materiales cuaternarios más rojizos, que pueden descender sobre las margas como consecuencia de erosión y transporte. 1. Niveles superiores, más llanos, que posiblemente representan una superficie fundamental de erosión, a partir de la que se produce la excavación profunda por las aguas de escorrentía. 2. Zonas relativamente elevadas, de pendientes suaves y con mayor cobertura de vegetación que 3, que son las laderas margosas acarcavadas, con pendientes fuertes, crestas y escasa vegetación. Entre 2 y 3 suele haber una rotura de pendiente, un cambio brusco de inclinación. 4. Cauces de ramblizos, ramblas y barrancos. En algunos de ellos se acumulan sales (que estaban contenidas en las margas) y se forman suelos salinos, encontrándose en ellos plantas halófitas.



Pero el Paisaje protegido no sólo tiene interés geológico o geomorfológico, también alberga valores importantes en cuanto a otros aspectos, como flora y vegetación, o fauna. En las plantas encontramos adaptaciones sobre todo a tres tipos de factores: a la falta de agua, a la salinidad, y a los sustratos yesosos (Figs. 2, 3 y 4), pues los yesos son minerales que frecuentemente aparecen asociados a las margas.

Fig. 2. Numerosas plantas de nuestras zonas, y en particular de los Barrancos de Gebas, están adaptadas a baja disponibilidad de agua, pero sin duda la que se muestra en estas imágenes, el escobillón (Salsola genistoides), es una verdadera maestra de la supervivencia en estas condiciones, con rasgos adaptativos como afilia (ausencia de hojas), tallos asimiladores (al no tener apenas hojas, son ellos los que realizan la fotosíntesis), raíces profundas, tolerancia a la deshidratación o metabolismo C4, que permite realizar eficientemente la fotosíntesis con los estomas cerrados. Aparte de esto, Salsola genistoides es una especie iberoafricana, presente en el sureste ibérico y en Marruecos. A. Planta completa (parte aérea). B. Rama con flores. Estas son pequeñas y nada llamativas, pues su polinización es por el viento. C. Cuando se forman los frutos, los sépalos desarrollan unas alas membranosas que ofrecen este aspecto “de flores” y hacen que la fructificación sea más vistosa que la floración.


Fig. 3. Halófitas (plantas que toleran concentraciones elevadas de sales en el suelo) que están presentes en los Barrancos de Gebas. Tienen diferentes adaptaciones para hacer frente a esa alta salinidad. Por ejemplo, las dos primeras poseen en las hojas o en los tallos jóvenes glándulas que excretan el exceso de sales. A. Una de las varias especies de tarayes de la Región, Tamarix canariensis. B. Sopaenvino, Limonium caesium. En el territorio visitado se pueden ver también otras especies de Limonium, algunas incluso con mayor halofilia que L. caesium. Tanto el taray como la sopaenvino aparecen en flor en la imagen, pero lo más probable es que no hayan florecido todavía durante el mes de marzo. Tampoco lo habrá hecho la orzaga o “salao” (Atriplex halimus, C), de flores mucho menos vistosas. Esta planta tiene en las hojas pelos vesiculares que acumulan sales, así no causan alteraciones en los tejidos activos de la hoja o de otras partes del vegetal. Por sus adaptaciones en relación con la falta de agua, la salinidad, los metales pesados y otras condiciones, se ha propuesto la utilización de Atriplex halimus en trabajos de fitorremediación.


Fig. 4. Gipsófitas: las plantas de los yesos. El yeso presenta varios problemas importantes para las plantas, sobre todo en zonas semiáridas: costras minerales y biológicas, baja disponibilidad de agua, exceso de iones como sulfato y calcio,... Numerosas especies, como el esparto, son capaces de vivir en terrenos con yeso, aunque no tengan su óptimo en ellos. Otras plantas muestran preferencia por este tipo de sustratos, como las dos especies que aparecen en estas imágenes. A. Asnallo, Ononis tridentata, una leguminosa que se puede considerar indicadora de yesos. B y C. Jarilla de escamas, Helianthemum squamatum, de la familia Cistáceas, como todas las jaras y jarillas, la mayoría de las cuales no son particularmente gipsófitas. En B se muestran varios individuos con sus inflorescencias. En C, aunque la imagen no es buena, se ve una hoja con las escamas peltadas (es decir, presentando un pedúnculo desde su parte central) que recubren la superficie, y que contribuyen a reflejar la luz y a reducir la transpiración. A esas escamas hacen referencia sus nombres común y científico.



¿Cómo se distribuyen las especies vegetales en relación con las formas de relieve? Las zonas más o menos altas, llanas o de pendiente suave, están ocupadas por espartizal y matorrales de distintos tipos: siempreviva (Helichrysum stoechas), bolaga (Thymelaea hirsuta), romero (Rosmarinus officinalis), tomillo de invierno (Thymus hyemalis), especies del género Artemisia, mata turmera (Helianthemum almeriense),.... En las zonas más bajas, cauces de ramblas y barrancos que en algunos lugares presentan elevada salinidad, hay tarayes, carrizo, especies del género Limonium como la sopaenvino, salaos (Atriplex halimus), algunas plantas nitrófilas como la triguera (Piptatherum miliaceum), etc. En las laderas de pendientes fuertes la cobertura vegetal es mucho menor. Son los dominios del escobillón (Salsola genistoides); encontramos además tapeneras (Capparis spinosa), crucíferas como el collejón (Moricandia arvensis) o el jaramago (Diplotaxis harra subsp. lagascana), y albardín (Lygeum spartum) sobre todo cuando la pendiente no es tan fuerte y nos acercamos a las partes bajas (ver Figs. 5, 6 y 7).

Fig. 5. Varios matorrales que son frecuentes en las zonas altas, con pendientes suaves (1 y 2 en la Fig. 1C), de los Barrancos de Gebas. Junto con ellos también abunda el esparto (ver Fig. 6). A. Siempreviva, Helichrysum stoechas, una compuesta que en marzo podemos ver en flor. B. Esparraguera, Asparagus horridus (familia Asparagáceas); alguna otra especie del mismo género también está presente en la zona. C. Una leguminosa, Dorycnium pentaphyllum, a la que se dan, entre otros, los nombres comunes de boja blanca o bocha. La palabra pentaphyllum se refiere a sus pequeñas hojas palmadocompuestas, con cinco foliolos. D. La mata turmera (Helianthemum almeriense) es una jarilla, de la familia Cistáceas. E y F. Dos bojas o artemisias, de la familia Compuestas: Artemisia barrelieri (E), boja negra, y Artemisia herba-alba (F), que también recibe el nombre de boja blanca.


Fig. 6. Dos de las gramíneas más abundantes en la zona de Gebas y en muchos otros lugares de la región: esparto (Stipa tenacissima, A) y falso esparto, esparto borde o albardín (Lygeum spartum, B y C). El esparto se encuentra sobre todo en las zonas altas, en terrenos a veces bastante pedregosos o incluso rocosos, pues sus rizomas (tallos subterráneos que se disponen más o menos horizontalmente) son muy fuertes y pueden crecer y avanzar en esos sustratos, permitiendo la proliferación. El albardín se puede encontrar tanto en las zonas altas como en las laderas y también en cauces de ramblas y barrancos, pero siempre en terrenos más “blandos”, porque sus rizomas son mucho más débiles. Ambos toleran en cierta medida los yesos, y el albardín (otras) sales. Las hojas de los dos se parecen, siendo más robustas las del esparto, pero las agrupaciones de flores son muy diferentes: muchas espiguillas agrupadas en el esparto, dando una forma alargada; una sola espiguilla –a veces dos– en el albardín, con una forma que recuerda al pico abierto de un ave (C).


Fig. 7. En las laderas margosas con fuertes pendientes hay que destacar la presencia del escobillón (Salsola genistoides, Fig. 2). Pero también prosperan allí los collejones (Moricandia arvensis, A y B), y concretamente formas perennes de esta crucífera que parecen secas durante un tiempo, pero que en primavera reverdecen y florecen (B). Su comportamiento me ha recordado, en cierta medida, al del endemismo Euzomodendron bourgaeanum en las laderas margosas de la zona de Tabernas (Almería). C. Otra crucífera a la que le gustan las margas es el jaramago, Diplotaxis harra subsp. lagascana. Sus frutos colgantes la distinguen de otras especies parecidas de la misma familia. D. El gualdón (Reseda lanceolata) es una resedácea que, junto con alguna otra especie del mismo género, habita los taludes margosos. E. Y en ellos también se pueden encontrar tapeneras (Capparis spinosa), aunque para admirar sus bellas flores habrá que esperar a los meses de mayo y junio.



Hay distintas posibilidades de rutas por la zona. Proponemos una sencilla: ir desde Gebas al embalse de Algeciras pasando por el mirador Barrancos de Gebas (Fig. 8). Se puede volver por el mismo camino, o desviarse y hacer una parte del camino de vuelta por la Rambla de Algeciras. Si ha llovido hay que ir con mucha precaución, y es aconsejable llevar botas de goma. Nosotros estuvimos allí el día 9 de marzo, habiendo llovido algún día antes. Después las lluvias han sido muy frecuentes y no hemos podido volver.


Fig. 8. Ruta por los Barrancos de Gebas que proponemos, en su variante más sencilla: de Gebas al Embalse de Algeciras pasando por el mirador (señalado con un asterisco), y vuelta por el mismo camino. Otra posibilidad es hacer una parte del camino de vuelta siguiendo el cauce de la Rambla de Algeciras. Por ejemplo, justo antes de llegar (volviendo) al mirador, hay un camino que lleva a dicha Rambla y, en ella, otro que sigue el cauce, por el que podemos llegar al punto de partida. La imagen que se muestra está tomada de wikiloc, página a la que hemos subido el recorrido (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/gebas-embalsealgeciras-97891040).



Como no quiero extenderme excesivamente, comento algo del recorrido al pie de las fotos que van a continuación (Figs. 9-16).


Fig. 9. Desde el comienzo de la ruta nos vemos inmersos en la zona de badlands. Las dos fotos se hicieron poco antes de llegar al mirador Barrancos de Gebas. Izquierda: Toda la zona al norte del camino está más abarrancada, con pendientes fuertes y sin cultivos (al menos, relativamente cerca del camino). Se distinguen bien las formas de relieve presentadas en la Fig. 1. Derecha: En cambio, si desde el camino miramos al sur o suroeste, vemos un paisaje mucho más “domesticado”, con relieves más suaves, aterrazamientos y terrenos de cultivo. Más lejos, sobre todo hacia la izquierda, la Sierra de la Muela (de Alhama).


Fig. 10. A principios de marzo, distintas especies de plantas están en flor en Gebas: siempreviva, asnallo, tomillo de invierno, romero, albaida, jaramagos, collejones,... Algunas están representadas en figuras anteriores, y aquí hay tres más. A y B. Cistanche phelypaea (pijolobo), una orobancácea que parasita principalmente a quenopodiáceas (o quenopodioideas) como la Salsola genistoides que se ve en A, cerca de la cual hay tres individuos de Cistanche a los que seguramente sirve de hospedadora. En B se ven más de cerca las flores del pijolobo. C. El gamón (Asphodelus cerasiferus) está al comienzo de la floración. Pertenece a la familia Xantorreáceas, antes incluida en las Liliáceas. D. Nazarenos, Muscari neglectum, de la familia Liliáceas.


Fig. 11. En estas dos fotos, aunque no están hechas exactamente desde el mismo sitio, se ve el mismo paraje, al bajar del mirador por el camino propuesto. Entre ellas hay 10 años de diferencia, pues la de la izquierda se hizo en enero de 2012 y la de la derecha en marzo de 2022. Sin embargo, el aspecto general tanto del relieve como de la vegetación es similar. Incluso se pueden reconocer en las dos las mismas matas de Salsola genistoides en las crestas o en las laderas de gran inclinación.


Fig. 12. Izquierda: Los efectos de la erosión por el agua son palpables en el camino, especialmente cuando pasa por un cauce de rambla y hay una rotura de pendiente. Derecha: En el barro se marcan claramente las huellas de distintos animales, como esta de jabalí.


Fig. 13. Dos vistas del Embalse de Algeciras, punto final del recorrido de ida. Creo que el tono de azul y el aspecto turbio que presenta el agua se deben a los materiales en suspensión, procedentes de la erosión de las margas. En la imagen de la izquierda, se ve al fondo la Sierra de Carrascoy; en la de la derecha, El Castellar (de Librilla).


Fig. 14. Los badlands desde las proximidades del embalse, con Sierra Espuña al fondo. En muchas laderas margosas se percibe una clara asimetría: las orientadas hacia el norte (más o menos) tienen menor pendiente y mayor cobertura vegetal, y lo contrario ocurre con las que miran hacia el sur. La orientación norte, al conservar más la humedad, favorece el desarrollo de la vegetación, que a su vez protege de la erosión, con lo que las pendientes no son tan fuerte y esto vuelve a tener un efecto positivo sobre el establecimiento de las plantas.


Fig. 15. Izquierda: La Rambla de Algeciras es la más importante de las que desembocan en el embalse del mismo nombre. Aquí aparece una vista de esta rambla, por la que realizamos un tramo del recorrido de vuelta. Derecha: A veces la erosión da lugar a formas peculiares, como esta pared de margas que la ha resistido. Se encuentra en el valle de la Rambla de Algeciras.


Fig. 16. Unos pocos animales vistos durante el recorrido. Las lluvias recientes han propiciado la salida de caracoles; aquí tenemos dos especies. A. Serrana o vaqueta, Iberus gualterianus alonensis. Es una subespecie endémica del sureste ibérico, que en el pasado se ha considerado una especie independiente, Iberus alonensis. Ya sea especie o subespecie, es muy apreciada para su consumo. B. Sphincterochila sp., probablemente Sphincterochila candidissima. Este gasterópodo, uno de cuyos nombres comunes es “caracol gitano”, tiene una distribución más amplia, viviendo en la parte occidental de la región mediterránea. C. Los milpiés también se han podido ver fácilmente a consecuencia de las lluvias. En la imagen se muestran varios Ommatoiulus sp., probablemente Ommatoiulus rutilans, que ante un peligro adoptan este enrollamiento en espiral. D. En cambio, el tiempo fresco, nuboso y lluvioso hace más difícil la observación de los insectos, aunque sean abundantes. En la foto, la mariposa Pontia daplidice (blanquiverdosa), de la familia Piéridos. Las plantas que están alrededor de ella son Phagnalon saxatile (manzanilla yesquera). E. Esta otra mariposa pertenece a los heteróceros, “mariposas nocturnas”, aunque bastantes de ellas tengan costumbres diurnas, como la que aquí aparece. Se trata de Zygaena lavandulae, una de las llamadas gitanillas, posada en unas flores de albaida (Anthyllis cytisoides). F. A veces se pueden ver galápagos leprosos (Mauremys leprosa) en las orillas del Embalse de Algeciras.



Al final, este mes de marzo está siendo especialmente lluvioso en la Región de Murcia, por ello va a ser difícil visitar el Paisaje protegido Barrancos de Gebas. Sin embargo, cuando pasen las lluvias y se pueda andar fácilmente por lo que ahora es un “margobarrizal”, estará espléndido.




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