José M. Caballero
Un mes, un lugar. Mayo, Cabezo de la Jara
Actualizado: 26 may 2022

El Cabezo de la Jara desde las proximidades del Albergue Juvenil
Seguimos en el interior de la Región; en mayo nos vamos al término municipal de Puerto Lumbreras y subimos al Cabezo de la Jara, un magnífico enclave natural que en esta época está precioso, y este año con mayor motivo dada la abundancia de precipitaciones.
La ruta que proponemos (Fig. 1) parte del Albergue Juvenil “Cabezo de la Jara”, al que se llega desde Puerto Lumbreras recorriendo unos 6 km. Durante la mayor parte del paseo nos encontramos en un espacio protegido dentro de la Red Natura 2000: la Zona de Especial Conservación (ZEC) “Cabezo de la Jara y Rambla de Nogalte” (ES6200039).

Fig. 1. Ruta propuesta, de poco más de 15 km (se puede acortar o alargar fácilmente). Comienza a las puertas del Albergue Juvenil “Cabezo de la Jara”, al que se accede desde Puerto Lumbreras (a unos 6 km). Se ha subido a wikiloc; puede descargarse en el siguiente enlace:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cabezojara20220509-103491763.
Comenzamos a andar siguiendo la misma carretera, y desde el primer momento nos vemos seducidos por la imponente floración (Fig. 2). Como acabo de decir, esta primavera está siendo especial porque las lluvias han sido bastante más cuantiosas que muchas temporadas, pero es cierto que cuando he visitado el Cabezo de la Jara en mayo de otros años, el espectáculo también ha sido deslumbrante.

Fig. 2. Floración de albaida (Anthyllis cytisoides) observada en mayo de 2021 desde las cercanías del Albergue Juvenil.
No debe extrañar, entonces, que la mayoría de fotos de este artículo sean de paisajes o, sobre todo, de plantas. En la Fig. 3 se muestran algunas de las que podemos ver al borde de la carretera ya en la primera parte del recorrido.


Fig. 3. Unas pocas de las numerosas especies de plantas que florecen a los lados de la carretera, en el primer tramo del recorrido. A. Rumex induratus (acedera redonda), una poligonácea. Lo que se ve con color rosado son las valvas que rodean al pequeño fruto, procedentes de la envoltura floral. B. Orobanche crenata (matalegumbres, espárrago de lobo) pertenece a la familia Orobancáceas; son parásitas, no tienen clorofila y deben obtener la materia orgánica tomándola de otras plantas. Esta especie parasita principalmente a leguminosas. C y D. Lechetrezna de Puerto Lumbreras (Euphorbia briquetii, familia Euforbiáceas). Es un iberoafricanismo, con algunas poblaciones en el NE de Marruecos y otras en el SE ibérico, en las provincias de Almería y Murcia. En D se ven mejor las inflorescencias (‘ciatios’), con nectarios más amarillos y los frutos en desarrollo, verrugosos, sobresaliendo de ellas. E y F. Dos compuestas del género Tragopogon: T. angustifolius (E) y T. porrifolius (F). Las dos reciben los nombres comunes de “salsifí” y “tetas de vaca”. Tragopogon angustifolius (E) tiene menos brácteas involucrales (las que se ven sobrepasando a las flores en lengüeta, moradas). G. Lavatera arborea (malva arbórea, familia Malváceas). H. Muscari comosum (=Leopoldia comosa), una de las especies de nazarenos (familia Liliáceas). La imagen muestra la parte superior de la inflorescencia, con numerosas flores estériles.
Si ponemos atención al relieve, nos damos cuenta de que hay principalmente dos tipos de formaciones montañosas: cabezos y lomas (Fig. 4). Los cabezos (como el de la Jara, al que nos dirigimos) son más altos, con pendientes más pronunciadas y tienen, al menos en la parte superior, rocas carbonatadas (calizas, dolomías). Las lomas son relieves suaves, de menor elevación que los cabezos, y con forma alargada en muchas ocasiones. Los materiales que las constituyen son rocas metamórficas relativamente blandas, como esquistos o pizarras. Entre las lomas hay vaguadas con cursos intermitentes de agua, como ramblas o barrancos. En esta época son bastantes los que llevan agua.

Fig. 4. El relieve del territorio: cabezos y lomas. A. La formación montañosa más alta es el Cabezo de la Jara. Más cerca, lomas, relieves más modestos formados por rocas metamórficas relativamente blandas. B. En las zonas de lomas es habitual ver un mosaico con teselas de vegetación natural (matorrales en muchos casos), otras de cultivos, sobre todo almendros, y algunas manchas de pastizal. También hay árboles, como pinos o carrascas, aislados o agrupados, pero no formando bosques más o menos extensos. La planta que aparece en primer término es cañaheja (Ferula communis). C. Una lomilla con carrascas, algunos almendros y cultivos herbáceos de cereal. Más cerca, en primer término, parcela de pastizal con floración de amapolas, margaritas, collejones,... D. Un área con lomas y, entre ellas, vaguadas. Más allá, fuera del territorio del Cabezo de la Jara, se ven sierras litorales y prelitorales. Buena parte de la superficie de las lomas está ocupada por cultivos arbóreos de secano, sobre todo almendros. También aparecen algunos olivos, sobre todo en zonas bajas. Se observan manchas de matorral, carrascas sueltas, pequeños grupos de pinos carrascos y espartizal (en primer término).
Al llegar al cortijo del señor Bautista (asterisco rojo en el mapa de la Fig. 1), dejamos la carretera y tomamos un camino, por el que llegamos a un pequeño llano, en el que hay una balsita que debe servir de bebedero a muchos animales (Fig. 5). Nos encontramos ya a 901 m de altitud, y aquí empieza un tramo de subida con fuerte pendiente, aunque corto.

Fig. 5. A. El cortijo del señor Bautista. En todo el territorio son numerosos los cortijos, y bastantes de ellos están abandonados, como corresponde al abandono de la actividad agraria tradicional y del mundo rural que se ha dado desde hace varias décadas. B. El camino que desde el cortijo mencionado nos lleva a los últimos tramos de subida. Al final del segmento que se ve, justo en la bifurcacion, está la balsita que sirve de bebedero. Hay varios bebederos en la zona, y en uno de ellos encontramos la culebra viperina (Natrix maura) que aparece en la imagen C. D. En el pequeño llano, además de matorral, carrascas y pinos, hay parcelas de pastizal con predominio de la vegetación herbácea. En la fotografía, la compuesta Thrincia hispida (=Leontodon taraxacoides).
Pero detengámonos un momento antes de seguir subiendo. Estamos en el Cabezo de la Jara y todavía no he hablado de jaras. Por supuesto, hay muchas y están en flor; las hemos estado viendo durante todo el camino y las seguiremos viendo. La abundancia de materiales silíceos tiene que ver con esto, ya que varias especies de jaras son más silicícolas que calcícolas.
Quizá la más numerosa es la jara estepa o estepa blanca, Cistus albidus. He puesto fotos de esta especie en otros artículos, pero en este recorrido me ha llamado la atención la variedad en el grado de pigmentación de las flores de esta especie, desde el blanco al rosa púrpura intenso, como se muestra en la Fig. 6.


Fig. 6. Diferencias en el grado de pigmentación de las flores de Cistus albidus en el Cabezo de la Jara. Hay una gradación, desde el color blanco o casi blanco hasta el rosa púrpura típico. Incluso en una misma planta puede haber flores con distinto matiz (última foto).
Aunque la estepa blanca es, como he dicho, la más frecuente, hay otras especies de jaras, y también de jarillas, en el territorio, y la mayoría florecen en esta época (Fig. 7).



Fig. 7. Otras especies de jaras (género Cistus) y de jarillas (género Helianthemum) del territorio, que no son las únicas presentes, por supuesto. Todas pertenecen a la familia Cistáceas. A. Cistus clusii, romero macho. B. Helianthemum cinereum. C. Helianthemum appeninum subsp. cavanillesianum. D. Cistus salviifolius. E. Helianthemum syriacum. F. Helianthemum almeriense.
Pero volvamos a la subida. El tramo corto y con pendiente fuerte nos lleva a los 1010 m aproximadamente, donde alcanzamos una pista que seguimos hasta llegar a las proximidades de la Cueva del Cabezo de la Jara (Fig. 8). De aquí parte una estrecha senda que nos conducirá a la cumbre, a 1247 msnm. Esta se encuentra prácticamente en el límite entre las Comunidades de Murcia y Andalucía, aunque según el mapa y mi gps hay que internarse unos metros en la provincia de Almería para llegar al punto de la cima.

Fig. 8. Izquierda: La zona cacuminal del Cabezo de la Jara, vista desde las proximidades de la Cueva del Cabezo de la Jara. Se aprecia la senda que conduce a la cima. Derecha: Iberis saxatilis subsp. cinerea, una crucífera que aparece en estas zonas altas, en terreno rocoso o pedregoso. Como se puede ver, las flores tienen simetría bilateral por la presencia de dos pétalos más grandes.
Desde arriba, como hacemos siempre, disfrutamos del paisaje (Fig. 9).

Fig. 9. Vistas desde lo alto del Cabezo de la Jara. Izquierda: En esta foto, que se tomó mirando hacia el NNE (aproximadamente), se puede ver el camino por el que hemos venido y el pequeño llano con la balsita-bebedero (justo donde se bifurca el camino). En la bifurcación, seguimos la senda más estrecha para subir. Derecha: Esta otra foto se sacó mirando hacia el N. Aquí se aprecia, mejor que en la imagen anterior, una zona amplia de lomas y el mosaico paisajístico mencionado en el texto: parcelas de cultivo de secano, la mayoría con almendros, manchas de matorral, de pastizal, de pinos carrascos, y pequeñas agrupaciones de carrascas o individuos no agrupados. En ambas imágenes, a lo lejos se divisa la Sierra del Gigante.
En la primera parte de la bajada, podemos seguir la misma senda por la que hemos subido, o desviarnos para llegar a la cumbre secundaria del cabezo (1193 m), que es lo que se indica en la ruta. En todo caso, llegamos a la misma pista y continuamos por ella, sin abandonarla en el punto donde la habíamos alcanzado en la subida. No dejamos de ver plantas interesantes (Fig. 10).



Fig. 10. Varias plantas vistas en la bajada del Cabezo de la Jara, antes de llegar a la zona de lomas y vaguadas. A. Coscoja (Quercus coccifera). En mayo es frecuente encontrarlas llenas de flores; aunque estas sean poco vistosas, el aspecto del arbusto cambia. También se aprecian las hojas nuevas. B. Genista scorpius (aliaga o aulaga), una leguminosa, como las que vienen a continuación salvo la última (H). C y D. Espantalobos, Colutea hispanica, con flores (C) o frutos (D). Estos son legumbres hinchadas que se comportan como sonajeros naturales: al moverlos el viento, las semillas chocan contra la cubierta produciendo un sonido que ha inspirado su nombre común. E y F. Coronilla minima subsp. lotoides (=Coronilla lotoides), coronilla de rey. En E, planta completa. En F, flores agrupadas en forma de corona, lo que explica sus nombres común y científico. G. Este pequeño trébol creo que es Trifolium cherleri, una planta muy escasa en la Región. H. Rhaponticum coniferum (=Leuzea conifera), cuchara de pastor. Pertenece a la familia Compuestas; se ve el involucro del capítulo aún no abierto. I. Una digital, la dedalera negra, Digitalis obscura. Según criterios recientes pertenece a la familia Plantagináceas, que incluye a las antiguas Escrofulariáceas.
Por caminos bien trazados llegamos a la zona de lomas y vaguadas donde, como decía, hay numerosos cultivos de almendros; en algunos el tapiz herbáceo proporciona una llamativa coloración rojiza (Fig. 11).

Fig. 11. Izquierda: Desde el Cabezo de la Jara se desciende a la zona de lomas y vaguadas. Por las áreas bajas entre las lomas discurren cauces de ramblas o ramblizos; algún tramo del camino sigue uno de estos cauces. Cerca del mismo se ven carrascas y olivos; en la loma, numerosos almendros. Derecha: En esta parcela con almendros, abandonada por lo que parece (hay algún almendro seco), la cubierta vegetal herbácea presenta una coloración rojiza, aportada sobre todo por la poligonácea Rumex bucephalophorus, un tipo de acedera. La crucífera de flores amarillas creo que es Erucastrum virgatum.
Una vez en la zona baja, atravesamos la Rambla del Cabezo de la Jara y parte del camino sigue el trazado de alguna otra rambla, como la Rambla de Vilerda. Entre lomas y por estos cauces llegaremos pronto a nuestro punto de partida, el Albergue Juvenil.
A lo largo de todo el recorrido hemos visto numerosas carrascas, pero sobre todo en el trayecto de bajada, y particularmente en la zona de lomas y vaguadas, nos han llamado la atención algunas de porte impresionante (Fig. 12).


Fig. 12. Las carrascas (Quercus rotundifolia) del Cabezo de la Jara. Una muestra de las que vemos en el recorrido propuesto, en el trayecto de bajada y vuelta, a partir del Cortijo del Pino de Arriba (ver Fig. 1). Algunas parecen estar casi agonizando o tener bastantes ramas secas (primeras imágenes), otras dan la impresión de encontrarse en buen estado.
Termino con alguna planta más (Fig. 13) y unos pocos insectos de los muchos que vimos a lo largo del paseo (Fig. 14).



Fig. 13. Unas cuantas plantas más, vistas en distintos puntos del recorrido. A. No por comunes vamos a menospreciar las bonitas y delicadas amapolas (Papaver rhoeas), frecuentes en bordes de carreteras y caminos, cultivos, pastizales,... B. Esta especie y la siguiente son de la familia Labiadas. El cantueso (Lavandula stoechas), por ser silicícola y no calcícola, es más escasa en la Región que otras especies de lavanda, como Lavandula dentata o L. multifida. Además de las hojas, se ve (aunque a contraluz) la inflorescencia terminal con las pequeñas flores de color azul oscuro y las brácteas apicales, más vistosas, que pueden contribuir a atraer a los polinizadores. C. La mejorana o tomillo blanco (Thymus membranaceus), en cambio, tiene carácter calcícola. En la zona no la hemos visto muy abundante; está, por ejemplo, en las cercanías del pequeño llano donde empezaba la subida fuerte. D. Pegamoscas, Ononis natrix, una leguminosa que por aquí aparece en bordes de caminos y zonas de pastizal. E. Otra leguminosa: Vicia lutea subsp, vestita. La hemos encontrado en también en márgenes de caminos y cultivos. F, G, H, I. Estas cuatro especies son propias de las zonas bajas, vaguadas entre las lomas, a veces junto a cauces de rambla; al menos en esos lugares del territorio las hemos encontrado nosotros. F. Un taray, Tamarix africana, con sus racimos de florecitas blancas ya pasadas. G. Scrophularia crithmifolia. H. Una de las especies de gordolobo, Verbascum giganteum. I. El dragoncillo Antirrhinum litigiosum.



Fig. 14. Una muestra insignificante de insectos; los tres primeros son mariposas diurnas (lepidópteros ropalóceros). A. Glaucopsyche melanops, un licénido, en flores de albaida. B. Pyronia bathseba, lobito listado. C. Melanargia ines, medioluto inés, sobre una coscoja. Tanto esta mariposa como la anterior pertenecen a la familia Nymphalidae, subfamilia Satyrinae. D. El neuróptero Libelloides baeticus. E, F y G son coleópteros. E. Un crisomélido, creo que es Lachnaia sp. (tristigma?), en una bocha (Dorycnium pentaphyllum). F. Mylabris sp., probablemente Mylabris quadripunctata (familia Meloidae) en una flor de Cistus albidus. G. Este pequeño cerambícido que está entre las florecillas de cañaheja (Ferula communis), puede ser Stictoleptura otini. Muchas gracias a @elvalledemurcia (Instagram) por la identificación.
