María Sánchez Rodenas
ZERO WASTE: Primeros pasos
Actualizado: 5 jun 2020
Islas de plástico, bolsas de tela y un tarro de vidrio que dice contener todos los residuos generados por una vida. Puede que estas sean las imágenes que evoca tu mente al pensar en el movimiento zero waste o cero residuo, pero ¿sabes realmente de qué estamos hablando?

QUÉ ES EL ZERO WASTE
“Zero Waste o Cero Residuos es una filosofía basada en un conjunto de prácticas para evitar lo máximo posible la generación de basura”
El término cero residuo apareció en los años setenta cuando el químico Paul Palmer se planteó la posibilidad de reutilizar los residuos electrónicos que se estaban empezando a generar con el boom tecnológico. Así fundó Zero Waste Systems en Oakland, California. Palmer apostaba por la reutilización de los recursos para obtener la máxima eficiencia de los mismos: “La mejor forma de evitar los residuos consiste en reutilizar todo una y otra vez, perpetuamente. Esto solo es posible si la reutilización está diseñada en el producto, desde su origen”.
Sin embargo, el concepto de zero waste cotidiano, tal y como lo conocemos, fue impulsado por diferentes influencers entre las que destaca Bea Johnson y su libro Residuo cero en casa (título original Zero Waste Home). Johnson se planteó cuál era el futuro que le quería dejar a sus hijos y así emprendió este proyecto dando charlas por todo el mundo sobre cómo aplicar la filosofía zero waste en nuestro día a día. Para lograrlo, estableció los cinco pilares o las Cinco Erres en las cuales se basa el movimiento (en orden de importancia):
Refuse (rechazar): aprender a decir "no". No a todo aquello que sea innecesario, como la bolsa de plástico del supermercado, la propaganda que te ofrecen por la calle, una pajita para tu bebida, el bolígrafo de publicidad que acabará al fondo de un cajón olvidado… Plantéate: ¿cuánto tiempo voy a usar este producto antes de tirarlo (espero que al contenedor apropiado)?
Reduce (reducir): minimalismo, método Konmari… como quieras verlo. Vivimos tiempos de exceso en los que acumulamos de todo: libros que nunca leímos, camisetas que nunca nos pusimos… Todo esto es dinero parado en tus cajones y estanterías que no tiene ningún propósito. Dónalo, véndelo o regálalo dale valor a esos objetos y libera tu espacio.
Reuse (reutilizar): una de las ideas principales de esta filosofía es usar lo que ya tienes hasta el final de su vida útil. Repetimos: lo que ya tienes. Te asombrará la cantidad de cosas que has acumulado y que, como comentábamos anteriormente, no sabías ni que tenías. Y, si finalmente necesitas algo, prioriza aquello que no sea de un solo uso. Nota mental: cosas de un solo uso = mal.
Recycle (reciclar): como ves, no aparece el primero en la lista y es que… ¡sorpresa, no todo es reciclable! Aprender a reciclar correctamente es primordial pero hay que ser consciente de sus límites. No hay mejor residuo que el que no se genera.
Rot (compostar): quizás este sea el concepto más novedoso. El compostaje (compost) es el biorresiduo que se produce de la degradación de la basura orgánica: por cada 100 kg de basura orgánica se obtienen 30 kg de compost. Este puede usarse como fertilizante natural o como generador de energía. Aunque aún no está establecido en todas las comunidades autónomas en España, poco a poco se va normalizando un nuevo contenedor: el orgánico, de color marrón.

POR QUÉ SURGE
El ser humano evoluciona a un ritmo insostenible para el planeta. La calidad y esperanza de vida aumenta exponencialmente, pero ¿sabemos a qué precio? ¿Y qué entendemos por precio? No es algo que verás marcado en una etiqueta, sin embargo existe y es muy real: personas explotadas, animales maltratados, territorios desertizados, la huella de carbono... Venimos de una economía lineal que nos ha llevado a la explotación del medio y el consumismo desenfrenado, generando residuos inútiles.
Problema: los recursos de la naturaleza de los que tanto dependemos son limitados. Así surge el concepto de economía circular según el cual no existe el desecho, sino que todos los materiales vuelven a la cadena de producción.“El mundo será ecologista, o no será”. Ya no se trata del activismo de unos pocos a los que nadie presta atención o tacha de extremistas, es asunto de todos. Tus acciones buenas o malas, sostenibles o no, repercuten en el medio que compartimos.
Si os apetece aprender más del tema, os dejo un vídeo muy interesante sobre la diferencia entre economía lineal y circular:
PASEMOS A LA PRÁCTICA: ECOPROPÓSITOS
Todo esto está muy bien, pero... ¿cómo lo hago? Pues bien, os presento una guía de diez primeros pasos fáciles y para toda la familia. Elige uno o dos y ve poniéndolos en práctica a lo largo de una semana. Cuando sientas que están afianzados, ve avanzando en la lista. No sirve de nada hacer una restricción ecologista rebote. Allá vamos con la lista:
Rechaza (amablemente) lo que te ofrecen por la calle.
Abre tus armarios y usa lo que ya tienes. Es decir, reutiliza.
Repara. Quizás toca visitar a ese zapatero de toda la vida o a la costurera de la esquina. O lo mismo te apetece lanzarte con tutoriales de YouTube a la aventura. Descubre tu lado más creativo.
Aprende a reciclar. Y sí, aprende. Porque hay muchas excepciones inesperadas. Pero tranquilo, aprenderemos juntos a lo largo de este camino.
¿Has visitado alguna vez tu mercado local? Aprovecha para comprar productos frescos y de temporada con menos envases. Y si no puedes, intenta evitar los envases de poliespán, ya que es de los plásticos más difíciles de reciclar. Está claro que el mejor envase es el que no existe, pero si tuviera que poner una jerarquía de mejor a peor sería: vidrio, cartón, metal y, en último lugar, plástico.
El esperado “sin bolsa, por favor”. Efectivamente, lleva contigo una bolsa para evitar ese residuo cuya vida útil a veces no llega ni a cinco minutos. No tienes que comprarte una bolsa de tela ahora mismo, puedes reutilizar una de plástico. Toda acción cuenta.
Otro de los primeros pasos a poner en práctica es sin duda llevar contigo tu propia botella reutilizable de agua (o lo que se tercie). ¿Entonces el buen ecologista debe llevar algún tipo de bolso o mochila para transportar cosas? No te voy a mentir, la respuesta es sí. El vidrio es un gran material, pero puedes optar por alternativas más ligeras como el acero inoxidable.
Pásate a la cosmética sólida. Puedes empezar por un jabón para las manos o para la ducha en formato pastilla. Lo ideal sería comprarlo sin envase o envuelto en papel. Pero ¿a quién quieres engañar?, primero gasta los botes medio abiertos y acumulados en tu ducha.
En la cocina, usa servilletas de tela en lugar de las convencionales de papel. En casa de mi abuela las servilletas se lavaban una o dos veces por semana según necesidad. Sin duda, para mí fue uno de los cambios más fáciles a poner en práctica.
Lunes sin carne. Ni tiene por qué ser lunes ni te insto a pasarte al veganismo. Simplemente, reduce la ingesta de carne. Tranquilo, tu dieta no se resentirá pero tu salud y el medio ambiente lo agradecerán.
Y por último… infórmate, comparte y da ejemplo. Pero no caigas en el error de dogmatizar, provocarás el efecto contrario en la otra persona.
“Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera” Albert Einstein.
CONSEJOS FINALES
Hay una serie de puntos clave que no debemos olvidar y a los que probablemente debas volver a lo largo de este proceso hacia una vida más sostenible.
Zero waste vs. Low waste (bajo residuo). El simple hecho de estar vivo ya produce CO2, así que no te obsesiones con la perfección; es decir, el residuo cero como tal no existe. No lo olvides.
No a la demonización del plástico. Y es que efectivamente se ha señalado al plástico como el principal culpable de la contaminación. Sin embargo, no hay que perder de vista los efectos de otras industrias, el excesivo consumismo, la ganadería...
El consumo excesivo de productos sostenibles sigue siendo consumismo. No caigas en la trampa de intentar recrear esas fotos perfectas de baños o cocinas en las que todo es de madera o bambú. Recuerda, primero utiliza lo que ya tienes en casa.
¿Qué te ha parecido? ¿Te gustaría compartir algún consejo? Espero haberte aclarado alguna que otra duda y, sobre todo, haber sembrado la semilla de la curiosidad por formar parte de un mundo más verde. Aviso a navegantes: ¡el zero waste es adictivo! Así que, tómatelo como una carrera de fondo y acompáñame en este camino de aprendizaje a lo largo de los siguientes artículos. ¡Empezamos!