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  • Foto del escritorJosé M. Caballero

Un mes, un lugar. Febrero, Calblanque



En Febrero nos vamos a uno de los espacios naturales más queridos y más valiosos de la Región de Murcia: el Parque regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila. Necesitaríamos, indudablamente, varios meses sólo para empezar a disfrutar de su riqueza natural y variedad de hábitats: montes y roquedos, llanuras costeras pedregosas y arenosas, dunas actuales, dunas fósiles, playas, acantilados, salinas y saladares,...


No es ahora cuando se encuentra en su apogeo; para que la actividad de plantas, animales y otros organismos llegue al máximo todavía tiene que pasar algún mes más. Pero ya empieza a notarse esa preprimavera que aquí es casi primavera, y florecen las orquídeas.

La ruta propuesta se muestra en la Fig. 1 y se puede descargar en wikiloc(1).

Fig. 1. Recorrido propuesto en el Parque regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila:

0. Punto de inicio en la Fuente Grande de los Belones.

0-1. Subida al Cabezo de la Fuente por la umbría.

1. Cumbre del Cabezo de la Fuente.

1-2. Descenso por la solana, llegando al paraje de Las Lomas y al piedemonte.

2-3. Piedemonte, arboleda de Tetraclinis articulata, y formación de dunas actuales hasta llegar a Playa Larga.

3-4. Por la orilla del mar a lo largo de Playa Larga y Playa Negrete. Dejamos la orilla para llegar a Playa Parreño.

4-5. Subida desde Playa Parreño, rodeando el Cabezo de la Fuente por sus lados sur y oeste. Nos desviamos para llegar a un pequeño cerro que domina la Punta del Hacho, con vistas panorámicas.

5-0. Tramo final hasta la Fuente de los Belones.



El punto de partida es la Fuente Grande de los Belones, al pie del Cabezo de la Fuente. Dando un breve paseo por sus alrededores, antes de empezar el recorrido, podemos ver algunas especies de plantas interesantes (Fig. 2), además de contemplar el magnífico palmitar que ocupa buena parte de las laderas de este monte.

Fig. 2. Plantas en el entorno de la Fuente Grande de los Belones; varias florecen en febrero, pero habrá que esperar algún mes para ver en flor a la gentianácea Blackstonia perfoliata (A), la centaura amarilla, con sus hojas connadas, es decir, unidas por la base de forma que rodean el tallo. B. Bellis sylvestris, la bellorita, pertenece a la familia Compuestas. C, D, E. Estas orquídeas sí puede florecer en febrero. La más temprana suele ser Orchis collina (C), la orquídea pobre, y después abre sus flores la orquídea mariposa, Orchis papilionacea (D). E. A un género distinto pertenece la orquídera abejera mayor u orquídea avispa (Ophrys tenthredinifera). F. La hierba muermera, aján o vidalba (Clematis cirrhosa) también muestra sus flores péndulas durante este mes y los anteriores. Esta ranunculácea es, como C. vitalba y C. flammula, mencionadas en artículos anteriores, una de las plantas que utilizaban los pordioseros para provocarse llagas e irritaciones en la piel y causar lástima. G. Hierba doncella o pervinca, Vinca difformis. Pertenece a las apocináceas, la misma familia de la adelfa.



Emprendemos la subida al Cabezo de la Fuente por la umbría, observando diferentes tipos de vegetación: pinar de pino carrasco (Pinus halepensis), matorrales y espartizales, éstos últimos serán más abundantes en la solana. En las flores del tomillo de invierno podremos ver el fenómeno de la ginodioecia (Fig. 3).

Fig. 3. La ginodioecia es frecuente en diversas especies de plantas de la familia Labiadas, en este caso en el tomillo de invierno (Thymus hyemalis). A la izquierda se puede ver una planta cuyas flores tienen estambres, muy cerca del labio superior de la corola, como se aprecia mejor en la imagen de detalle abajo. En cambio, las flores de la planta de la derecha no presentan estambres, son flores femeninas.



Seguimos encontrando especies de plantas que ya aparecieron en recorridos anteriores y de las que puse fotos, por lo que no voy a repetirme mucho: alhucema rizada (Lavandula dentata), espino negro (Rhamnus lycioides), esparraguera blanca (Asparagus albus), romero (Rosmarinus officinalis),... Otras se muestran en la Fig. 4.

Fig. 4. Otras plantas abundantes en la subida al Cabezo de la Fuente. Las dos primeras pueden fácilmente estar floreciendo en febrero, no así las otras dos. A. Cheirolophus intybaceus, la “escoba de pedriza”, una compuesta. B. Lithodora fruticosa, la hierba de las siete sangrías, perteneciente a las Boragináceas, se ha utilizado mucho en medicina tradicional. C. El olivo silvestre, Olea europaea, aunque se ve en flor en la foto tardará todavía más de un mes en empezar a florecer. D. Y lo mismo ocurre con esta otra orquídea, Anacamptis pyramidalis.


No es raro que demos con algún boquinegro (Otala lactea murcica, Fig. 5), caracol de una subespecie endémica del sureste ibérico. _______________________________

Fig. 5. Otala lactea murcica, el boquinegro, es un gasterópodo terrestre endémico del sureste ibérico.

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Y si inspeccionamos afloramientos rocosos, podremos identificar varias plantas rupícolas, y también interesantes líquenes (Fig. 6).

Advertimos que algunos terrenos que atravesamos han sido recientemente hozados por jabalíes, buscando alimento (ver Fig. 6). Parece que la abundancia de jabalíes, en esta y otras áreas de la Región, es excesiva, pudiendo afectar a numerosos hongos y plantas, en particular a las orquídeas que crecen aquí.

Fig. 6. Una muestra de plantas rupícolas y líquenes del Cabezo de la Fuente. A. Zapaticos de la Virgen, Sarcocapnos enneaphylla, pertenece a la familia de las amapolas (Papaveráceas), aunque sus flores sean bastante diferentes, presentando simetría bilateral (zigomorfas). B. Un poleo de monte rupícola, Teucrium freynii. El género Teucrium, de la familia Labiadas, es complejo y está muy bien representado en la Región, con unas especies que viven en fisuras de rocas y otras que son propias de zonas de matorral. C. El helecho que se llama comúnmente polipodio, Polypodium cambricum. Las formas redondeadas de color castaño en el envés de los frondes (los frondes son las hojas de los helechos) son soros, agrupaciones de esporangios donde se forman las esporas que servirán para la reproducción de estas plantas. En D, E y F tenemos líquenes. D. Roccella phycopsis vive en paredes verticales próximas al mar. E. Este liquen con aspecto escamoso podría ser Squamarina sp., aunque no estoy seguro. F. Ramalina sp., posiblemente Ramalina canariensis, coloniza profusamente las ramas secas de árboles y arbustos. G. Terreno hozado por jabalíes en la parte media-alta del Cabezo de la Fuente.



Ya durante la subida, pero especialmente cuando coronemos el Cabezo (336 msnm), tendremos ante nosotros impresionantes vistas del Mar Menor, la Manga, la zona costera del Parque regional,... (Fig. 7).

Fig. 7. A, B, C. Vistas desde la subida o desde la parte alta del Cabezo de la Fuente, mirando hacia el Mar Menor y La Manga. A. A la derecha aparecen las laderas del Cabezo del Horno, a continuación la llanura que se extiende hasta el Mar Menor, con la zona urbanizada de Islas Menores y Mar de Cristal, y la Punta de las Lomas. La isla grande a la izquierda es la Isla Mayor o del Barón. Se ven también otras islas y la Manga. B. En primer lugar, la cumbre del Cabezo del Horno (283 msnm), un poco más bajo que el de la Fuente. Más allá, la parte sur del Mar Menor y la Manga; muy cerca del borde derecho se ven las salinas de Marchamalo, y justo más allá del borde estaría Cabo de Palos. Las tres islas del Mar Menor son, de izquierda a derecha, Rondella, del Sujeto y del Ciervo. Al otro lado de la Manga, ya en el Mediterráneo, Isla Grosa. C. La llanura litoral que da al Mar Menor y una parte de éste, con las cuatro islas mencionadas antes: del Barón (sólo un trozo), Rondella, del Sujeto y del Ciervo (también un trozo). Más allá de la Manga, Isla Grosa. D. Si desde la parte alta del Cabezo de la Fuente miramos hacia el otro lado, vemos la zona de Atamaría, con la urbanización de Portmán Golf. El monte más alto muy cerca del mar es el Monte de las Cenizas; el que está más a la derecha, la Peña del Águila. Los dos forman parte del Parque regional.



Empezamos a bajar por el mismo camino del último tramo de subida, pero pronto cambiamos el rumbo para ir por las laderas que conducen al mar. A nuestra izquierda dejamos un collado entre el Cabezo de la Fuente y el del Horno (Fig. 8).

Fig. 8. Izquierda: El Cabezo del Horno desde el camino de bajada del Cabezo de la Fuente. La coloración gris que se percibe en los espacios entre los pinos carrascos se debe a matas de albaida (Anthyllis cytisoides) que perdieron las hojas el pasado verano y ahora están recuperándolas (derecha). Algunas tienen ya flores.



Hasta que lleguemos al piedemonte seguimos pasando por zonas de pinar, matorral y espartizal. Obviamente, bastantes especies son las mismas que teníamos en la subida, aunque se presentan algunas nuevas (Fig. 9), como el cornical, propia, ya sabemos, de las laderas que miran al mar. Puede aparecer algún individuo hipocromático, es decir, desprovisto de los pigmentos que colorean las flores de esta planta (además de la clorofila).

Fig. 9. Plantas que podemos ver bajando del Cabezo de la Fuente por las laderas que dan al mar. Excepto las representadas en A y C, todas pueden estar en flor en febrero. A. Myrtus communis, el mirto o arrayán, planta muy apreciada en jardinería y que algunos relacionan con el nombre de Murcia. B. Una de las numerosas especies de rabogato, Sideritis pusilla, perteneciente, claro, a la familia Labiadas; tiene distribución iberonorteafricana. C. Entre ramas de romero está la zamarrilla de Cartagena, Teucrium carthaginense, otro poleo de monte. Vimos antes (Fig. 6) uno rupícola, este es de matorral; además, se trata de un endemismo del sureste ibérico. D. El erguén, Calicotome intermedia, es una de las plantas más espinosas que tenemos; es virtualmente imposible pasar por zonas densamente cubiertas de esta leguminosa. Abunda en la franja costera, tiñendo de amarillo con sus flores muchos parajes durante los meses de febrero y marzo. E. Otra leguminosa, la coronilla (Coronilla juncea). Viendo la disposición de sus flores amariposadas se entiende su nombre. F. Clavelina o clavel silvestre, Dianthus broteri. G. Arto, Maytenus senegalensis, un arbusto de la familia Celastráceas propio de la zona litoral. H. Aunque en el artículo anterior ya puse una imagen del cornical (Periploca angustifolia), no me resisto a presentar esta otra, de una planta hipocromática encontrada en Calblanque.



Parte de la bajada se realiza siguiendo el cauce de la Rambla de Cobaticas. En el tramo final nos desviamos del mismo para llegar al paraje de Las Lomas (Fig. 10), y por el piedemonte alcanzamos una zona, próxima al aparcamiento de Playa Negrete, con una arboleda de cipreses de Cartagena (Tetraclinis articulata, Fig. 10). Esta gimnosperma de la Familia Cupresáceas, a la que también se le da el nombre de araar, no llega a ser un iberoafricanismo porque, además de en el sureste ibérico y norte de África, se encuentra también de forma natural en Malta y Chipre. Emparentada con cipreses y sabinas, quizá tiene en el Parque regional la mejor representación de la Península Ibérica.

Fig. 10. A. El paraje de Las Lomas, al final de la bajada del Cabezo de la Fuente. En primer término, el piedemonte con esparto, romero y otros matorrales. Se ven también grupos de pinos carrascos (Pinus halepensis). B. A la izquierda del camino, agrupación de cipreses de Cartagena (Tetraclinis articulata). Por detrás, el paraje de Las Lomas; más allá, los Cabezos de la Fuente y del Horno. C. Ramas y conos femeninos de Tetraclinis articulata. También se ven, algo desenfocados, conos masculinos abiertos, que ya liberaron el polen. D. Cuando los conos femeninos o estróbilos maduran tras la fecundación, se forman en ellos las semillas, toman un aspecto más leñoso y al fin se abren, mostrando cuatro divisiones: a eso hace referencia el nombre Tetraclinis.



Caminamos hasta el aparcamiento próximo a Playa Larga, y atravesamos una zona de dunas hasta llegar a la propia playa.

Estas dunas están bastante deterioradas, sin duda por la actividad humana (Fig. 11). En Calblanque hay formaciones dunares mejor conservadas que estas. De todas formas, encontramos plantas características. Ya hemos dicho en alguna ocasión que las plantas de dunas deben estar adaptadas a varios factores: acción del viento (desecación, y abrasión cuando va cargado de arena), inestabilidad del sustrato, enterramiento, infiltración muy rápida del agua, insolación, salinidad,... En la Fig. 12 se presentan varias especies.

Fig. 11. A. En primer término, las dunas de Playa Larga. Más allá, dominando todo el territorio, el Cabezo de la Fuente. Y de éste hacia la izquierda, otros montecillos del Parque regional, hasta llegar al Monte de las Cenizas, con Cabo Negrete al pie. B, C, D. Estas plantas, además de en otros hábitats, se suelen encontrar en dunas relativamente alteradas. B. Rascamoños, Launaea arborescens. En este ejemplar se manifiesta la acción desecante y abrasiva del viento, junto con el efecto del hálito marino. No hay más que comparar la parte izquierda, dirigida al mar, con la derecha. C. Pegamoscas, Ononis natrix, una leguminosa. D. Andryala ragusina (ajonjilla), compuesta que también vive en cauces de rambla y otras zonas más o menos pedregosas.

Fig. 12. Plantas de las dunas de Calblanque. A. La lechetrezna marítima, Euphorbia paralias, una euforbiácea. Como numerosas plantas de dunas marítimas, tiene una distribución geográfica muy amplia. B. Cardo marino, Eryngium maritimum, visitado por la chinche Graphosoma semipunctatum. C y D. Dos leguminosas que, a diferencia de las anteriores, pueden estar floreciendo durante este mes: el cuernecillo de mar (Lotus creticus, C) y el carretón de playa (Medicago marina, D). E. Esta viborera, Echium sabulicolum, suele encontrarse, como otras especies de la figura anterior, en dunas degradadas, así como en diversos hábitats pedregosos o arenosos. F. La azucena de mar, Pancratium maritimum, pariente cercana de los narcisos, no florecerá hasta el verano. G y H. Tampoco veremos ahora en flor a la rubiácea Crucianella maritima, la rubia marina. En la imagen de la derecha se ve con más detalle el aspecto y la disposición imbricada de sus hojas, que además son muy rígidas; se trata sin duda de adaptaciones a las inclemencias de este medio.



Recorremos Playa Larga y Playa Negrete andando cerca de la orilla del mar. A poco que nos fijemos, encontramos cosas más o menos curiosas. Un día pueden ser cientos de medusas que llegan a la orilla arrastradas por corrientes y olas, otro día son, en lugar de medusas, colonias de pólipos (Fig. 13). Al cambiar el viento cambia también la orientación de las rizaduras o ripples que se forman en la arena. Y no podemos dejar de alegrarnos si en una zona vemos restos de arribazón que no contienen plásticos (al menos visibles a simple vista) u otros residuos humanos.

Fig. 13. A. Playa Negrete, desde la pequeña porción de costa rocosa que la separa de Playa Larga y que forma la Punta del Cojo. Al final de la playa se encuentra la Punta Negrete. Bastante más allá, el Monte de las Cenizas y Cabo Negrete. B. Restos de arribazón “naturales”, en los que destacan las conchas de Chamelea gallina y Donax sp. En la mayoría de los restos de arribazón que se ven actualmente en nuestras playas lo que más destaca son los residuos humanos, sobre todo plásticos. C. Rizaduras o ripples en la arena de Playa Larga. Las rizaduras se deben a corrientes de aire o de agua, en este caso al viento. Son como “minidunas” con una pendiente más suave a barlovento, cresta y pendiente más fuerte en el lado de sotavento. La flecha indica la dirección y sentido del viento que las ha formado. D. Medusa de la especie Pelagia noctiluca en la arena de Playa Larga. A veces aparecen así en grandes cantidades. E y F. Y lo que se ve en estas imágenes no son medusas, sino colonias de pólipos de la especie Velella velella. Reciben el nombre común de “velas de mar”, porque presentan una especie de vela que les sirve justamente para eso, para ser arrastradas por el viento. Son parientes, no muy próximos, de la carabela portuguesa, pero estas son inofensivas para las personas.



También hay invertebrados que viven en estos medios arenosos (Fig. 14).

Fig. 14. Izquierda: Erodius carinatus, un escarabajo de la Familia Tenebriónidos que vive principalmente en medios arenosos de playas y dunas. Derecha: Porcellio ornatus es un crustáceo isópodo, una cochinilla de la humedad. Aunque tiene un hábitat más amplio, también lo hemos encontrado a la orilla del mar en las arenas.



Dejamos momentáneamente la orilla del mar para pasar el montecillo entre Playa Negrete y Playa Parreño, a la que llegamos (Fig. 15).

Fig. 15. Dos vistas de Cala Parreño desde la pequeña elevación que la separa de Playa Negrete. Izquierda: Con el Cabezo de la Fuente al fondo. Los materiales oscuros que se ven en primer término, a la derecha, son rocas metamórficas que forman la base de todas estas sierras; en este caso se trata principalmente de esquistos grafitosos. Derecha: Aunque en febrero ya encontramos plantas de albaida (Anthyllis cytisoides) floreciendo, el aspecto que ofrece la imagen no lo veremos hasta el mes de abril, que fue cuando se tomó la foto. Las puntas que sobresalen en el mar, más allá de Cala Parreño, son Punta Parreño y Punta del Hacho.



Desde Cala Parreño comenzamos la subida, por el piedemonte y por la ladera de solana del Cabezo de la Fuente, rodeándolo en el sentido de las agujas del reloj. Pero no me voy a olvidar del todo de los animales: tanto en las zonas arenosas como en las de matorral es fácil que sorprendamos a invertebrados, o a reptiles que quizá están tomando el sol en el camino para elevar su temperatura corporal y poder entrar en actividad (Figs. 16 y 17).

Fig. 16. Unos pocos reptiles de Calblanque. A. La lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus) puede encontrarse tanto en zonas de matorral y laderas de los montes como en arenales y playas. El ejemplar de la imagen, con una coloración peculiar, se fotografió en Playa Larga. B. Lagartija colilarga (Psammodromus algirus). C. Lagarto ocelado (Timon lepidus) muy joven. Estos lagartos jóvenes no los vemos ahora, hay que esperar al verano. D y E. Pero en uno de nuestros últimos paseos, este mismo mes de febrero, encontramos un camaleón cruzando la pista próxima a Playa Larga. Parece haber mudado recientemente la piel, a juzgar por los trozos que aún lleva pegados al cuerpo.

Fig. 17. Algunos insectos vistos en la ruta propuesta, aunque no todos el mes de febrero. Para ver las cigarras o chicharras, como esta Cicada barbara lusitanica (A), habrá que esperar al verano. En B, una muda de esta misma o de otra especie de cigarra. C. Chrysolina americana, un coleóptero crisomélido llamado comúnmente escarabajo del romero. D. Otro crisomélido, Lachnaia pubescens, sobre albaida (Anthyllis cytisoides). E. Hay dos especies muy parecidas de “saltamontes narigudos”: Acrida ungarica y Truxalis nasuta. Creo que este es Acrida ungarica. F. Dos orugas de Brithys crini, mariposa nocturna de la familia Noctuidae, sobre una hoja de Pancratium maritimum.



En el camino de vuelta a la Fuente Grande de los Belones, después de todo el tramo de subida nos desviamos ligeramente para llegar a la cima de un montecillo que está sobre la Punta del Hacho, y desde donde hay unas vistas muy buenas de todo el sector costero del Parque regional (Fig. 18).

Fig. 18. Vistas desde el montecillo que está sobre la Punta del Hacho (punto 5 de la ruta propuesta, ver Fig. 1). Izquierda: Hacia el oeste. La cala que se ve abajo es la Cala de las Mulas, la punta que más sobresale hacia el mar es la Punta de Loma Larga, por detrás se ve el Monte de las Cenizas. Derecha: Hacia el este. Se divisan las playas que hemos ido recorriendo en la ruta: Cala Parreño, Playa Negrete, Playa Larga. Más allá de Playa Larga hay un cordón de dunas fósiles y, tras él, la Playa de Calblanque. A la izquierda del cordón de dunas fósiles están las Salinas del Rasall.



También por este paraje vuelan frecuentemente mariposas interesantes (Fig. 19).

Fig. 19. A. Macaón (Papilio machaon) en un cardo corredor (Eryngium campestre). Esta mariposa sí la hemos visto en febrero, no así las siguientes. B. Coenonympha dorus, un ninfálido cuyo nombre común es “velada de negro”. C y D. Imago y orugas de la mariposas del madroño, Charaxes jasius. En Calblanque no hay madroños, aquí su planta nutricia es el bayón (Osyris lanceolata).



Desde aquí, unos 25 minutos más de caminata nos llevan de nuevo a la Fuente Grande de los Belones, punto inicial y final de la ruta. Está claro que el Parque regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila da para mucho más de lo que hemos visto en el recorrido, y hay hábitats, como los saladares, de los que no he hablado, pero tengo la esperanza de que el artículo sirva para mostrar o recordar el gran interés de este espacio natural.




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